- "No vengas a rezar a mi escuela y no iré a pensar a tu iglesia."
- "Estoy en contra de la religión porque nos enseña a estar satisfechos con no entender el mundo".

viernes, 31 de agosto de 2012

Sin religión

La religion ha secuestrado los momentos clave de la vida: nacimiento, muerte, paso de la niñez a la edad adulta, emparejamiento.
Parece que si no estás con ellos renunciarás a celebrar con los tuyos la vida misma. Y claro, muchos prefieren no quedarse solos. Tenemos la oportunidad de cambiar esto. Y no está prohibido. Podemos hacer conjuntos de poemas y canciones para celebrar nuestros nacimientos, y despedir a nuestros muertos, o recibir a los nuevos adultos, o las nuevas parejas, momentáneas. A veces las bodas civiles parecen imitaciones pobres de las bodas religiosas, donde se sustituyen las fórmulas religiosas por fórmulas legales. Podemos celebrar una nueva pareja momentánea sin fórmulas legales, sólo con poemas y música, y después comida y bebida y baile. No debemos volver a caer en los mismos errores, creando nuevas tradiciones de piedra para siempre jamás y para todos, pero lo que la religión ha hecho es apropiarse de celebraciones populares, de hechos que es normal celebrar, de ritos paganos, de manera que ahora sólo los conocemos en su forma religiosa, como si de siempre y naturalmente fuesen celebraciones religiosas.
Religioso es despedir a un muerto que se presenta ante el dios único creador, que juzgará su vida y le recompensará o le castigará.
Yo despido a mis muertos reuniéndome con mi gente, con su gente, para verlos por última vez, para llorarlos con la gente que los quería, para sufrir el dolor en compañía en lugar de solo... O quizá ese día prefiera estar solo, o prefiera no llorar... Pero seguro que no quiero oír a un orador desconocido, que no conoce al difunto, contar historias increíbles sobre un dios al que por supuesto tampoco conoce, historias terribles que esperan a quienes se separen del rebaño. Todavía lo oigo: "En estos momentos en que despedimos a... Zutano... debemos recordar que también nuestro momento se acerca, y mirar dentro en nuestro corazón, y preguntarnos: ¿habremos hecho suficiente? ¿Traemos las manos vacías al encuentro con El Señor? ¿Habremos cumplido? ¿Nos salvaremos del fuego eterno del Infierno? Estamos a tiempo, hermanos, de salvarnos, (de pagar nuestras culpas, nuestros pecados)". Basta; no me gusta como ha quedado, porque en la realidad fue mucho peor.
No podemos aceptar todo este montaje basado en una historia sobre un tipo que resucitó. No es un detalle sin importancia, es el caso más grande de mentira a la cara. Y todos esos oradores se miran unos a otros y nos miran a los demás como diciendo: "pues por supuesto que yo me lo creo más que nadie, ¿acaso tú no?"
Pues no. Nadie resucitó. Ni nadie nació de una virgen. Y suma y sigue, eso es sólo para empezar, y todo lo que viene detrás es la bola de nieve de mentiras más gorda de la historia. Y el culto a la mentira es cáncer para el pensamiento y para la sociedad.

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